Alta Ruta Chamonix-Zermatt por Pepe Doc Herrera

Crónica de la Alta Ruta Chamonix-Zermatt realizada por Pepe Herrera en Abril.


Desde mediados del siglo XIX, numerosos turistas franqueaban regularmente los Alpes por los ejes norte-sur, los cuales llegaron a convertirse en clásicos. Los miembros del recién creado “ British Alpine Club” querían unir Chamonix y Zermatt por un itinerario “Menos cálido, molesto y polvoriento que la sombría planicie del Ródano desde Martigny a Viège”. La construcción de refugios facilitó la tarea, así se construyó un primer refugio en Orny en 1876, Chanrion en 1890, Saleina en 1893 y Valsorey en 1901. Desde 1896 a 1898 se construyó un refugio de 22 plazas sobre el imponente roquedo de Bertol a 3311m. de altitud sobre el valle de Herens, que con algunas remodelaciones perduró hasta 1976, momento en que fue demolido y construido el actual. El espíritu que alentó la construcción de este refugio se resume claramente en ésta frase de Victor Attinger, que fue quien propuso el emplazamiento original “ Nosotros queremos colocar el refugio bien alto, sobre un roquedo escarpado, donde un alpinista aficionado no pueda llegar más que después de haber sudado, sufrido y sentido pasar por su cuerpo agotado un pequeño escalofrío de angustia “…. Y efectivamente, remontando la escalera que sube al refugio se siente plenamente el significado de estas palabras.
En enero de 1903, se realiza la primera travesía entre Chamonix y Zermatt . En 1939 La patrulla de los Glaciares une Verbier con Zermatt en una sola etapa. En 1949 los tres integrantes de la patrulla mueren al caer en una grieta, lo que pone fin a la carrera durante casi 40 años. Resucitada en 1984, se realiza de forma periódica hasta la actualidad. Desde entonces este itinerario se ha convertido en la ruta alpina por excelencia, tanto en invierno como en verano.
Con esta sucinta historia, no es de extrañar que a cualquier esquiador de montaña le interese de forma especial esta ruta, a mí particularmente, me atraía desde hacia tiempo; sin embargo siempre tenía alguna razón para evitar hacerla, quizás la falta de confianza en las propias habilidades tanto físicas como técnicas.
Finalmente me decido a principios de la primavera de 2013. Me voy solo, así que lo más prudente es intentar viajar con un grupo. Contacto con la Compañía de guías de Chamonix a través de su página web y me inscribo en una salida prevista para la primera quincena de Abril. Lo más práctico es llegar a Ginebra por avión, en mi caso desde Cantabria vía Bilbao, y desde ahí hasta Chamonix en transporte público.


Día 1.

Llegada a Chamonix, el día está muy gris, prácticamente no ha parado de llover en todo el camino y llego ya por la tarde-noche , lo justo para dar un paseo e irme dormir. En recepción me dicen que ha venido el guía a verme, llamará más tarde. Me voy a dormir sin que haya llegado. A la mañana siguiente el guía no ha llamado, salgo a comprar algunas cosas de última hora y vuelvo al hotel, en el interín , ha venido el guía y tampoco hemos coincidido, llamará en 10 minutos. Por fin contacto con el guía, que revisa el material: todo bien. El piolet; me dice que no hará falta ???, y que la mochila cree que es un poco pesada. Quedamos a mediodía en la oficina de la compañía de guías, junto a la iglesia.


Dia 2. Chamonix-Ref. de Argentiere

Salimos a las 12.30. He tenido la precaución de presentarme media hora antes en la Casa de la Montaña y mientras espero disfruto de un magnifico día, soleado, aunque fresco. Llega el guía, tiene aproximadamente unos 55 años, alto, con toda la ropa de un día frío, y mojado, pesará unos 50 kg, es un auténtico torbellino, hiperactivo. Aparece vestido con ropa y botas de esquí, pedaleando una bicicleta de montaña, como si tal cosa…. Me dice que esperamos a dos rusos y nos vamos enseguida, los rusos no llegan, y ya impaciente se va en su busca. Al cabo de un rato le veo tirando de dos maletones y a los rusos detrás. Mientras revisan el material me “invita” a subir una de sus maletas a la buhardilla de la oficina, donde se quedarán hasta el final del viaje, él sube la otra… subimos a todo gas y acto seguido salimos disparados a la parada de autobús que nos llevará al teleférico de les Grand Montets, mientras, en el bus, febrilmente, nos explica en francés a mí y a los rusos en inglés de que va todo esto. Hay que llevar el ARVA y el arnés todo el tiempo puesto, salvo para dormir….. Llegamos al remonte, pero falta una persona, esperamos casi 40 minutos y el guía cada vez más impaciente… -buahhhh ¡!!!!, pienso, espero que no vayamos así todo el viaje!!!!!-. AL final llega el último integrante del grupo. Presentaciones. Seremos tres franceses: Gilles, Philippe y Michelle, 2 rusos , que en realidad son Búlgaros y viven en Canadá: Chris y OLeg y yo, junto con el Guía: Jean.
Tras una buena espera llegamos a la estación superior del teleférico. Salimos a la izquierda del remonte; hace mucho viento y frío, a la derecha salen las pistas de esquí.

Glaciar de Roignons (izqda), alcanzando el Ref. de Argentiere (centro) y vistas desde el refugio (dcha)

Comenzamos la bajada por el glaciar de Roignons, nieve polvo, unos 25 cm, algo pisada pero muy buena. La mochila pesa. Tras un corto descenso comenzamos una diagonal larga en bajada, siguiendo la huella del guía. Enormes seracs y un valle glaciar impactante. Al fondo y abajo el glaciar de Argentiere. Al cabo de una hora, en medio del glaciar ponemos las pieles y seguimos la marcha, al poco tiempo el guía les dice a los rusos-búlgaros, que les ha estado observando y que nunca han hecho esquí de montaña y ….. es verdad, no tienen ni idea. Les explica lo básico, la técnica de avance y las conversiones. Mientras, me advierte que nunca me quite los dos esquíes a la vez en un glaciar, para evitar hundirme si me he detenido en una grieta, hay que hacerlo de forma alternativa, tomo nota. Mientras nos vamos riendo a cuenta de Chris y Oleg, alcanzamos el refugio de Argentiere, colgado en el margen del glaciar. Los franceses son majos aunque un poco sosos, los búlgaros mas enrollados. Cena, charleta y a dormir. Son las 9.



Dia 3. Argentiere-Champex

Etapa larga y durilla, diana a las 5:30, desayuno, control de material, instrucciones y salida a las 6:30. Apenas ha amanecido y hace frío. La bajada del refugio con esquíes un poco complicada, estrecha y con nieve dura hasta alcanzar el glaciar. Descenso por el glaciar hasta un punto en que comenzamos el ascenso con pieles. El guía abre la marcha, continúa la subida hasta el pie del collado, una pendiente sostenida con buena nieve. En la base del collado, colocamos los esquíes en la mochila, Jean nos encorda y abre la marcha con crampones, 200 metros casi verticales, alcanzamos el coll de Passon 3078m. y luego un buen descenso sobre nieve polvo hacia el segundo collado, más suave, los 15-20 metros finales, caminando con los esquís a la espalda, coll du Tour 3282m., comida ligera y nuevo descenso hasta el siguiente collado que se alcanza por una fuerte bajada con nieve polvo profunda sobre el glaciar de Trient, hemos dejado el refugio de Trient a nuestra derecha antes de encarar el glaciar y nos vamos desplazando hacia la derecha para evitar las grietas y los seracs hasta alcanzar la base del collado, también con mucha pendiente, subimos con crampones y llegamos al coll de Ecandies 2976m. Han pasado 7h. desde Argentiere, desde aquí es todo bajada , 1800m. de desnivel con buena pendiente, la mochila dificulta los virajes. Con el descenso la nieve se transforma y está más pesada. Oleg va tocado, le cuesta girar y paramos a menudo. Al final de la bajada aparece una pequeña pista de esquí que nos deja en el asfalto, donde, tras una pequeña caminata llegamos al hotel-refugio en Champex, típico pueblo suizo con un lago completamente cubierto de nieve, junto a nuestro hotel. Hoy nos duchamos…solo hoy. Chris y yo nos vamos al súper a por una botella de vino que nos beberemos en la cena. La cena; muy simpática, el guía es un tipo muy enrollado, agradable y muy profesional, habla en francés y en inglés con un fuerte acento, difícil de entender a veces, a mi, no sabe en que idioma hablarme, cuando estoy con los búlgaros en inglés y cuando estoy con los franceses en francés. Hoy saco toda la artillería contra los ronquidos ( vino, tapones y pastillas). Duermo como un bendito.

Afrontando el Coll do Tour (izqda), Coll de Ecandies (centro) y llegando a Champex (dcha)


Día 4. Champex- Cabanne de Prafleuri

El día, muy bueno también, comienza con un traslado en coche hasta la estación de esquí de Verbier-Le Chable, donde tomaremos varios remontes mecánicos hasta el coll des Gentianes e iremos esquiando por las pistas hasta un punto sobre la cota 2700 donde nos desplazamos hacia la izquierda y comenzamos un ascenso con las pieles hacia el coll de la Chaux 2940m, a continuación un breve descenso y enseguida nos vemos ascendiendo al coll de Momin,3015m., que alcanzamos de forma relativamente cómoda. El día está muy soleado y el ascenso resulta caluroso. Sobre el collado una comida ligera. Mientras comemos y charlamos nos alcanza un grupo de japoneses, de entre los que destacan una pareja muy pintoresca, ya entrados en la sesentena, llegan al collado con evidentes signos de agotamiento, uno de ellos sin mochila, que le ha entregado a un compañero mucho más joven y que lleva las dos, como si nada… nos irán pisando los talones durante todo el trayecto. Iniciamos de nuevo el ascenso hasta la base de la Roseblanche 3336m., poco más abajo hemos dejado las mochilas y en la base dejamos los esquís, alcanzando el pico a pie por una arista un poco aérea pero corta y nada técnica. Fotos, unas vistas magnificas, podemos apreciar la silueta del Cervino-Matterhorn al este. La bajada, estupenda, sin mochilas y con una muy buena nieve polvo. Chris y Oleg, de nuevo un poco justos, no han subido y nos esperan con las mochilas.


Comenzamos a bajar, esta vez con un grupo de americanos y su guía que bajan en telemark. El guía; nos comenta que ha tirado la toalla, van a todo gas y no puede controlarlos…jjjj, y eso que esquía como los ángeles, con un mochilón enorme y 30m. de cuerda a la espalda. En la bajada, muy disfrutona, sufrimos un despiste; accedemos al refugio por la vertiente mas soleada, la sur, es mediodía y la nieve esta húmeda, granulosa, poco cohesionada y peligrosa. Philippe se entierra hasta la cintura en un viraje y hay que ayudarle, todos en fila por la trazada. En un momento, la nieve cede bajo mis esquíes, caigo de lado y de frente, me entierro y quedo cabeza abajo, me agobio, quito toda la nieve que puedo, pero estoy literalmente colgado de los esquís, no puedo salir…..llega el guía de los americanos y entre él y el “americano loco”, como le llama Chris , tirando de los esquís me sacan del apuro….joder!!!…me tiemblan las piernas. Descenso técnico que hago derrapando, la nieve está inestable y Jean está muy nervioso, somos ahora un grupo muy grande y se le ve preocupado. Hablan los guías sobre la mejor opción para el descenso, un guía el primero, el otro será el último, bajamos la última pendiente de uno en uno, no nos quitan la vista de encima. Debimos entrar por la vertiente opuesta, ahora en sombra, Llegamos al fondo del vallecillo, el refugio esta apenas a 500m., focas y para arriba. Llega “el americano loco” y le dice a Jean -“ Good, everybody is survival and move on ¡!!!!-... y nuestro guía le dice -“ Yes…but don`t forget it, today is a good day for die “-.......sin palabras... Cena, tertulia y a dormir...todavía tengo el susto en el cuerpo. Mañana será otro día.


Coll de momin (izqda y centro), y cima de la Roseblanche (dcha)


Día 5. Cabanne de Prafleuri – Cabanne de Dix

Nos levantamos pronto, como todos los días. Jean nos ha comentado que hoy quiere salir antes por que la etapa comporta riesgo de aludes, desayunamos rápido y salimos a las 5:30 con las linternas, hacia el collado, son apenas 30 minutos de subida, hasta el coll des Roux 2804 m.,nieva un poco y los copos pasan rápido delante de la frontal, la nieve está muy bien, pero la bajada es con nieve dura y con poca luz , la pendiente no es muy ancha y a tramos la hago derrapando. Amanece poco a poco y comenzamos un flanqueo en descenso, mas penoso que largo por la gran cantidad de bloques de hielo-nieve dura, aludes de placa, que han caído desde la vertiente sur-este de la Roseblanche, vamos caminando sorteando los bloques con esquíes y sin pieles, entre resbalones hasta alcanzar la margen derecha del lago de Dix, que vamos remontando poco a poco con un ritmo cómodo hasta su cola. Ya hace calor y en ésta vertiente, la sur-este, la nieve se ha transformado y esta más inestable, inevitablemente pienso en el día anterior y no me apetece estar mucho tiempo por aquí, Jean nos indica que aumentemos la distancia entre cada uno de nosotros a un mínimo de 20 metros y avanzamos en fila, separados, hasta la cola del lago. Allí, en un pequeño rellano rocoso y a salvo de aludes, colocamos las cuchillas y comenzamos el ascenso por el Pas du Chat, estrecho y un poco expuesto, pero corto, con conversiones rápidas, que poco después se abre, y ya cómodamente con nieve blanda y sobre la margen derecha del glaciar de Cheilon alcanzamos en pocas vueltas la Cabanne de Dix.
Hemos llegado a mediodía, al sol hace calor y el día esta radiante, además el refugio está muy animado. Escucho hablar en español y me acerco a un grupo, hace días que no hablo en castellano y me apetece. Son un grupo de 4, acompañados de un guía de la Compañia de Guías de Benasque y dos de ellos son de Cantabria ¡!!!..... ¡¡¡qué pequeño es el mundo!!!!… Es la hora de comer y Jean ha encargado una monumental sartén llena de patatas fritas, huevos y verdura… no me lo puedo creer, caen unas cuantas cervezas… pasamos el resto del día, hasta la hora de la cena, sesteando, haciendo fotos y charlando. La cena está muy buena y hoy he probado la Polenta, un plato a base maíz, una especie de puré espeso que han servido con salchichas y que esta francamente bueno. Hoy el día ha sido más corto, aproximadamente unas 5,30h.


Cabanne de Dix (izqda), y vista desde la misma Cabanne (dcha)


Día 6. Cabanne de Dix – Ref. de Viggnetes

De nuevo nos levantamos prontito, el desayuno esta muy bien, y salimos a las 5:30, después de haber llenado la cantimplora con té de marche, un brebaje calentito y dulzón que sirven gratuitamente en todos los refugios y que entona bastante, sobre todo las primeras y frías horas de la mañana. Como todos los días, con la linterna frontal. Frente al refugio se alza el Montblanc de Cheilon 3869 m., una pared enorme con varios glaciares colgantes. Hacemos una corta derrapada sobre la nieve dura y con muchas huellas que ascendimos el día anterior y llegamos al glaciar, donde colocamos las pieles y comenzamos la subida zigzagueante por el glaciar de Tsena Refien hasta alcanzar el coll de la Serpentine 3422 m., tras un pequeño descenso con muy buena nieve alcanzamos el coll du Brenay 3635m. y desde ahí y dejando las mochilas unos cientos de metros antes, subimos al Pigne de Arolla 3790m. , desde donde tenemos unas magníficas vistas. También con un día estupendo, la bajada por el glaciar la hacemos con nieve algo húmeda hacia la Cabanne des Vignettes. La última pendiente, ya con el refugio de frente; con fuerte desnivel y nieve muy pesada, difícil de negociar. Los últimos metros, hasta el refugio, los hacemos a pié. El refugio esta situado en una mole rocosa también a resguardo de los aludes, como colgado y aparentemente inexpugnable. Llegamos justo a mediodía, aproximadamente unas 6,30h, con pocas paradas. Iniciamos la misma rutina de todos los días y después de una agradable cena nos vamos a dormir.


Vistas desde el Pigne de Arolla (izqda y centro-izqda), Ref. de Vignettes al fondo (centro-dcha) y ya en el refugio, recuperando fuerzas (dcha)


Día 7. Ref. des Viggnetes – Cabanne Bertol

Son las 5 y empieza otro día, todo rápido, casi a oscuras y muy dormido. Bajamos a desayunar……panceta, huevos duros, crêpes, pan, mermelada, té….genial. Ponemos a punto el equipo y salimos como todos los días con la frontal, hoy caminado, hasta un pequeño colladillo al lado del refugio. Comenzamos un flanqueo directo, con muy poca luz, en descenso, hasta el fondo, donde colocamos las pieles e iniciamos una subida lenta pero muy cómoda hacia el coll de l’Eveque 3382 m. donde nos reunimos un tropel de personas. Hay noticias sobre un cambio de tiempo para mañana y la mayor parte se desviarán hacia Zermatt por la vía directa, hacia el coll de Mont Brulé, glaciar Tsa de Tsan, coll de Valpelline, glaciar de Stockji y Zermatt, en una larga etapa.
Nuestro guía opta por continuar y comenzamos un descenso largo rodeando el Mont Collon, la nieve esta dura y algo venteada, pero el descenso es muy bueno y muy largo, espectacular, disfruto de lo lindo… al final del glaciar, colocamos las pieles e iniciamos el ascenso hasta los planos de Bertol, que alcanzamos con crampones y esquíes a la chepa después de un flanqueo, con un buen patio, donde el guía opta por llevarse encordados a los canadienses . Los demás subimos solos. Se abre el Pla de Bertol, un valle glaciar largo, al final del cual se encontrará el refugio. La subida la hacemos cada uno a nuestro ritmo. Habitualmente las subidas las hacemos en fila india, el guía marca un ritmo muy lento que permite parar para hacer unas fotos o hidratarse y alcanzar al grupo con facilidad, pero sin paradas. Hoy subimos cada uno a nuestro aire, salvo los canadienses que van al ritmo de Jean, van más justos y les marca un ritmo muy lento, pero sostenido, que no les agota. la subida: lenta, cómoda al principio, cada vez es más inclinada y con nieve dura, incluso en las pendientes soleadas, coloco las cuchillas y poco a poco se abre la figura del refugio Bertol, literalmente colgado en la roca. Las últimas vueltas con más pendiente, dan un poco …..de respeto, se llega a un pequeño collado, donde hay que dejar los esquíes al abrigo de las rocas y alcanzar la base del roquedo a pie, donde con tiento, tras pasar una repisa de nieve muy estrecha, se alcanzan unas escaleras metálicas, que hay que ascender, unos 40 m….. una buena caída, sin duda….con la subida, la tensión y la mochila, llego arriba sin resuello. Al final, una plataforma metálica y la puerta del refugio. Construido en 1898 y remodelado en 1976, de aspecto hexagonal, no deja indiferente, es un autentico nido de águilas. La salida al WC, se hace sobre una pasarela que cuelga sobre el vacío, de esas con una cuadrícula metálica, para que se cuele la nieve.…por la noche, no saldré… Hay unas magnificas vistas desde el comedor. Hacia el este la Tête Blanche, L’Dent de Herens y al fondo el Mattehorn al que llegaremos mañana, 2100 m. de descenso hasta Zermatt.


Pla de Bertol y aproximación al refugio homónimo (arriba); acceso al Ref. Bertol (abajo izqda) y por fin el merecido descanso (abajo dcha)


La subida ha sido dura y en principio las malas noticias sobre la meteorología para el día siguiente, hace que no seamos muchas personas en el refugio, aproximadamente 30, el resto del tropel ha bajado hoy a Zermatt. Como siempre, una buena cena, con un vino que hoy ha pagado Gilles. A dormir.


Dia 8. Cabanne Bertol – Zermatt

Salimos como siempre, pronto, salto de la cama a las 5 y ya soy el último, desayuno ligero, no tengo demasiada hambre. He soñado toda la noche con las jodidas escaleras, Phillipe, me ha dicho lo mismo…No hay demasiada prisa y todo el mundo se agolpa para bajar, así que salimos los últimos. Los búlgaros son encordados por el guía para bajar las escaleras en un seguro que hay al inicio, lo soltará al llegar al final del primer tramo. Poco a poco con cuidado para abajo y pensando que nadie resbale en un peldaño y te aplaste la cara con la bota…. Y de ahí al suelo, claro. Al final de las escaleras, la repisa, que ahora es un poco más ancha debido a la gente que ha bajado antes, caminamos hasta los esquíes y franqueamos el pequeño collado hacia la izquierda. Desde aquí se divisa toda una hilera de lucecitas que se desplazan hacia abajo en un suave flanqueo. Es de noche, nadie habla, solo se oye el viento y los arañazos de los esquíes sobre la nieve dura. Nos vamos dejando caer hasta el fondo, colocamos las pieles y comenzamos el ascenso, cómodo, hacia la cima de la Tête Blanche 3704 m., una vez arriba, el coll de Valpelline quedará a nuestra derecha. Hoy no voy bien, tengo mucho frío, y creo que noto algo la altura, no ha amanecido y sopla un vientecillo que acaba por congelarte. Tengo que parar y ponerme la última capa de pluma , voy subiendo congelado, apenas rompo a sudar, fatigado, vamos….que voy tirando de clase. Me cuesta algo más de una hora entrar en calor…. Llegamos a la cima poco después del amanecer, la vista esta deslucida por las nubes, no vemos el Cervino-Matterhorn, que esta al lado. Fotos rápidas, ajuste de la mochila, quitar pieles…todo deprisa porque hace viento y frío. Para colmo se me rompe la cremallera del cortavientos….-pasaré frío bajando por el glaciar-.
La bajada es buena al principio, con buena nieve, a medida que subíamos no se había transformado, y en las cotas altas aún era polvo, poco a poco, conforme perdemos altura, la nieve se ha transformado. Los ciclos diarios de fusión y rehielo han dejado, a esta hora de la mañana, una capa dura y algo venteada, que junto con las huellas de esquíes hace que se esquíe mal. Ya en el glaciar el guía nos advierte seriamente de que nadie se salga de su huella, para minimizar el riesgo de caída en una grieta. Así, despacio, vamos bajando por el imponente glaciar de la cara norte del Cervino, parece fácil, pero a medida que bajamos vemos los enormes seracs y las grietas. En general sin complicaciones si se baja atento. El flanqueo de un enorme serac antes de encadenar el siguiente glaciar, plantea el único problema de la bajada, hay que hacer un derrape a media ladera , abriéndonos a la izquierda, para evitarle junto a unas grietas, apenas un pasillo de 1m. con pendiente; pierdo el control, me caigo y me deslizo pendiente abajo, poco trecho, unos 15 m., dando tumbos sobre la mochila, sin consecuencias salvo el susto, le indico al guía que no hay problema y continuamos el descenso, ya esta vez hasta Zermatt, parando un ratito para comer y remando sobre una nieve muy húmeda y pesada. Llegamos a una pequeña carretera y caminado remontamos hasta unas pistas de esquí y ya los últimos 4 km., hacia abajo alternando descenso y llano hasta Zermatt, esquiando cómodamente entre típicas casas suizas y hoteles.
Son las 11:00 de la mañana y el día acaba empeorando, mientras comemos en Zermatt, en un restaurante que paga el guía, comienza a llover. Hemos tenido mucha suerte. Ha sido una semana magnífica. Tenemos dos horas libres antes de coger el minibús que nos llevara de vuelta a Chamonix, tiempo que aprovechamos para visitar un poco Zermatt, muy turístico y muy suizo, limpio, ordenado…impoluto. El cementerio junto a la iglesia es sobrecogedor, lleno de lápidas de montañeros caídos durante el ascenso o el descenso de alguno de los picos de la zona, durante los últimos 115 años...
Nos espera el transporte hacia Chamonix, 3 h. por una carretera llena de curvas, aprovecho para una siestecita, mientras la ropa echa humo. Me despierto y la carretera esta totalmente nevada, a medida que subimos hacia el coll des Grand Montets, nieva más y Chamonix está totalmente cubierto de nieve. Nos despedimos de los franceses, viven relativamente cerca. Michelle a 30 minutos y Gilles y Philippe a 2 horas. Oleg, Chris y yo, quedamos para cenar con el guía. Durante el viaje ha sido su cumpleaños y vamos a invitarle a cenar. En el hotel, la ducha con agua muy, muy caliente, larga, larga… aprovecho y lavo todo lo que peor huele… Jean nos lleva a un magnífico restaurante, donde hablamos un poco de todo, luego, mientras nos invita a una copa, nos confiesa que su ilusión es navegar, su hermano participó en la última “Volvo Ocean Race” y dentro de 5-6 años le gustaría dejarlo y ……navegar…..


Despedidas, Mails, teléfonos… A día siguiente Chris y Oleg se van para Toronto y yo para Cantabria.
Un magnífico viaje, y cuando te animas a aventurarte solo, con esa mezcla de nerviosismo y expectación… pues… tiene su puntillo, la verdad.

Alta Ruta Chamonix-Zermatt.
13 – 19 de Abril, 2013
Gilles, Michelle, Philippe, Chris, Oleg y Pepe Herrera
Jean Marchand, guía de la Compañia de Guías de Chamonix.





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